sábado, 23 de enero de 2010

Del Poemario: "Los párpados del día

El espacio de la casa

La casa guarda la armonía del universo. En ella habita el espacio del tránsito o del reposo. Espacio sólido necesario para el establecimiento. Sobre el piso se posan las huellas, me levanto y soy conciencia. El piso es la familia ancestral de antiguos sembradores, de hombres oscuros, rezanderos y cantadores, de mujeres que hervían infusiones en los rincones, para curar cada accidente del cuerpo.
Sobre el piso se levantan las paredes, clara decisión de la voluntad, necesidad de resguardo y de presagiar el infinito, al mismo tiempo. Y hacia el techo se van los ojos cuando nos visitan las imaginaciones. Pero el tiempo de recoger al mundo en la pupila viaja a  través de las ventanas. Las historias pasean por allí, van y vienen.
La casa también necesita sus ruedos: las aceras, las escaleras, un peldaño en la entrada, por lo menos. Esa es su amabilidad, su agrado para recibir y hacer homenajes a los amigos. Sino, como el rencor, queda un grosor inexacto, un cierto desnivel, un sabor a polvo en las entradas.
En la casa se ilumina la esperanza, uno se busca, siembra ritmos para andar, para saber detenerse. Doblo un silencio y tiene su lugar: en un azulejo, en un ladrillo, en el árbol del patio frente al cielo. Se hospeda en ella la ductilidad del tiempo o la templanza con la que uno sale cada día al destino.
Por eso las gentes necesitan casas como comprobación del crecimiento. Una casa donde haya espacio para que el espíritu se acomode en el cuerpo.


Del Poemario:"Los párpados del día"
De: Maria Elena Díaz-Carmona
Fundación Editorial El Perro y la Rana, Colección Poesia Venezolana Breves
Caracas - Venezuela. 2008

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